La ganadería regenerativa se presenta como una potencial aliada en la conservación ambiental en respuesta al cambio climático y los desafíos que enfrenta la producción de alimentos. En México, los ganaderos son especialmente vulnerables debido a su dependencia del clima. La ganadería regenerativa se basa en prácticas que buscan restaurar los ecosistemas y mejorar la salud del suelo.
La ganadería regenerativa se diferencia de la ganadería extensiva tradicional al promover un pastoreo más intensivo y planificado. En lugar de dejar que el ganado deambule libremente por grandes extensiones de tierra, se utilizan cercos eléctricos y sistemas de rotación para controlar su movimiento. Esto evita la compactación del suelo y permite que el pasto rebrote de manera vigorosa. Además, se fomenta la presencia de árboles y arbustos en las praderas, lo que brinda sombra a los animales y contribuye a la captación de carbono.
La ganadería regenerativa no solo ofrece beneficios ambientales, sino que también mejora el bienestar animal. La sombra proporcionada por los árboles ayuda a reducir el estrés por calor en el ganado, lo que a su vez mejora su salud y producción. Además, al incorporar diferentes niveles de vegetación, se aumenta la disponibilidad de forraje de alta calidad y se reduce la emisión de gases de efecto invernadero en el rumen de las vacas.
Otro aspecto importante de la ganadería regenerativa es su capacidad para aprovechar al máximo la lluvia y retener la humedad en el suelo. La cobertura vegetal y la materia orgánica actúan como una esponja, evitando la evaporación rápida del agua de lluvia y manteniéndola disponible por más tiempo. Esto proporciona una mayor resiliencia frente a sequías prolongadas y ayuda a planificar la alimentación del ganado.
Esto quiere decir que la ganadería regenerativa se presenta como una alternativa para convertir la actividad ganadera en un aliado contra el cambio climático. A través de prácticas como el pastoreo planificado, la integración de árboles y arbustos, y la conservación del suelo, se pueden lograr beneficios ambientales, mejorar el bienestar animal y aumentar la rentabilidad económica de los productores. Esta forma de ganadería sostenible permite a los ganaderos convertirse en custodios de sus recursos naturales y contribuir a la conservación del medio ambiente.